Jesús, previo a su magnicidio
EL PODER OBEDENCIAL EN LA ÚLTIMA CENA
Encima de la tumba del rey David, Jesús dijo a sus discípulos: “El más
importante de ustedes debe ser como el menos trascendente de todos, y el jefe
de todos debe servir a los demás”. En la realidad trinitaria, desde lo laico,
la voz del pueblo, es la voz de Dios, cuando invoca la norma superior, el
mandato divino.
Por Carlos Ramos Maldonado
Según los Evangelios Canónicos,
el día anterior del viernes 3 de abril del año 33 d.C., Jesús, estando con sus
discípulos en un refugio llamado Betfajé, en el monte de Los Olivos, cerca de
Betania, dijo a Pedro y a Juan que para celebrar la cena de las Fiestas de
Pascuas en la noche de luna llena (“El primer día de los ázimos, cuando
culminaba la cuaresma y se sacrificaba el cordero pascual”, según la tradición
hebrea) fueran a la Ciudad y al paso encontrarían un hombre que llevaba un
cántaro de agua.
- Síganlo
hasta la casa en que entre y díganle al dueño de la casa: “El Maestro pregunta: ¿dónde está la sala
en la que voy a comer la Pascua con mis discípulos?”. Él
les mostrará en la planta alta una sala amplia y amueblada. Preparen allí la
cena (Lucas 22:10-12).
La edificación urbana quedaba en el Monte Sión, dentro de
Jerusalén, y se dice, por excavaciones arqueológicas, que en la planta baja,
precisamente, se encuentra la tumba del rey David, ascendiente de Jesús, y
arriba, el cenáculo.
Lavatorio de los
pies, símbolo de servicio, humildad e igualdad
Pordebajear el poder es hacerlo sublime, en este caso: los
de abajo atendidos por los que casualmente están encima, una enseñanza nada
común para apuntar a la redistribución equitativa del bienestar general de la
población. El poder en igualdad de condiciones, sin privilegios y al servicio
de todos.
"...Yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros" (Juan 13:14).
De acuerdo al concepto del profesor Antonio Donado,
docente investigador universitario, PhD en Filosofía “El lavatorio de los pies
se da en un contexto de privacidad y creo que Jesús tiene en mente es la unidad
de los apóstoles para cumplir la misión que les encomienda: Id por el mundo y
llevad la buena nueva (el Evangelio), y por encima del poder debe colocarse la
fraternidad, que se yergue sobre la bondad y la lealtad”.
El que manda debe
hacerse como el que sirve
Este engorroso asunto común en la vida política también
se vivió en la Última Cena, pues, por costumbre entre los hebreos, el que se
sentaba al lado derecho del anfitrión era el mayor o el de la precedencia
individual, y el último era el menor, o el de pocas posibilidades de sucesión.
Este hecho es replicado en muchos Consejos de Ministros
en varios Estados del mundo, ahora más, cuando la tecnología audiovisual muestra
las competencias por los acercamientos al poder de quienes están afanados y
alrededor de él.
Jesús, en su inspiración divina, se pronunció al
respecto: “Los reyes de las naciones oprimen a sus súbditos y los que ejercen
autoridad ante ellos se llaman a sí mismos benefactores. No sea así entre
ustedes: al contrario, el mayor debe comportarse como el menor y el que manda
como el que sirve… El más importante de ustedes debe ser como el menos
importante de todos; y el jefe de todos debe servir a los demás” (Lucas
22:25-28).
De acuerdo con el pastor presbiteriano, Milton Mejía,
vicerrector de la Universidad Reformada, “Jesús, en la Santa Cena, vivió ese
encuentro de Él con sus seguidores para construir no un poder de trato
mandatario y obedientes, sino para construir relaciones igualitarias, lo que se
interpreta como el Cristo haciendo parte de la comunidad desde otra lógica con
el fin de liberarse de las costumbres desiguales del pasado”.
El poder
entregado en favor del pueblo
Una de las frases que inmortalizó Jesús en la ceremonia
Pascual se ha convertido en un legado cristiano (del hijo de Dios hecho hombre)
para entender el sacrificio en la lucha por la reivindicación social y el
despojo voluntario del poder para democratizar las oportunidades entre todos.
“Tomen esto y compártanlo entre todos: …Esto es mi cuerpo
que ahora será entregado en favor de ustedes” (Lucas 22:19).
Para el psicólogo Javier Mendoza De la Rosa, doctor en
Ciencias Políticas y exseminarista salesiano “La episteme del concepto de poder
y la democratización del mismo, dignifica el concepto. Mostrando que quien
tiene el poder no es quien lo ostenta, sino aquel que se emancipa en la
búsqueda del bienestar social creando oportunidades y bienestar a todos. De ahí
aquel principio jurídico de buena fe y la primacía de lo general sobre el
particular. En consecuencia, la epistemología del poder soberano comienza en la
democratización y participación del pueblo y su estado axiológico”.
El vino para
recuperar memoria histórica
“Beban todos ustedes de
este vino. Esto es
mi sangre, y con ella Dios hace un trato con todos ustedes” (Mateo 26:26-28).
El fruto de la vid, cuya sustancia se usa para brindar y
celebrar la abundancia de la naturaleza, también se toma como símbolo de
sacrificio, como el de los hebreos en el antiguo Egipto, azotados por la
esclavitud y las plagas, y, en el caso posterior, Cristo es el “cordero de
Dios”, cuya inmolación libera a los hombres. Significa, entonces, la lucha
social, la resistencia ante la opresión, el saqueo y el abandono, los héroes
que no debemos olvidar, comenzando por el mismo Jesús de Nazaret (cuyo sufrimiento en
la cruz es un sacrificio de amor, redención y salvación), y de ahí, tantos otros a quienes debemos las
reivindicaciones sociales, forzando los acuerdos políticos.
Sobre el caso, el mismo pastor Milton Mejía añade que “En
los Evangelios hay muchas historias de aquellos tiempos que guardan memorias de
resistencia y de liberación, anteriormente sobre el imperio egipcio, pero que
en los tiempos de Jesús se manifestaban contra el imperio Romano, construyendo
un movimiento social alternativo ante Roma”.
El nuevo
mandamiento: “Amaos los unos a los otros”
Jesús, en la Última Cena, instituyó un nuevo mandamiento,
que, se podría decir, es base fundamental del cristianismo y encamina su corriente
religiosa hacia el perdón, la reconciliación y la convivencia pacífica: “La paz
es el camino: paz y bien”. Esto contradice otras corrientes religiosas
monoteístas, incluidos algunos contenidos del Antiguo Testamento con “el ojo
por ojo y diente por diente” o “con la vara que mides…”, y orienta el
comportamiento social hacia el entendimiento, el diálogo social, la vida digna
y el desarrollo progresista.
Un mesías
revolucionario para el poder popular
Con todo lo pregonado por Jesús en sus predicaciones,
quedamos frente a una figura humana excepcional, divina en lo excelso de su
ser, concentrado ese poder de su pensamiento revolucionario no solo en el
escenario de la celebración anticipada de la Pascua en el dintorno de
Jerusalén, sino en su transitar por toda la región de Palestina que lo vio
nacer. Un ejemplo claro fue durante el Sermón de la Montaña (Mateo 5:1; 7:28),
cerca del Mar de Galilea, cuando proclama las Bienaventuranzas a las personas
que tienen una conducta social grata, centrada en el amor al prójimo, por
ejemplo: “Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados
hijos de Dios” o “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia,
porque ellos serán saciados”.
Y así Jesús, o Cristo, predicó la bondad humana, la
necesidad de justicia social, la igualdad de trato y oportunidades para todos
sin distingo alguno; es decir, un pensamiento progresista para su tiempo, que
solo veinte siglos después vino a reflejarse en la conciencia de los habitantes
de los territorios marginados por los poderes hegemónicos, como en América
Latina, cuando los pueblos comenzaron a despertar, especialmente bajo las
influencias del mismo Concilio Vaticano II, la Teología de la Liberación y las
pedagogías y comunicaciones alternativas y populares, anhelando un mundo mejor,
donde la democracia y la participación ciudadana constituyan el eje principal
del poder obedencial, o sea, el gobernante obedeciendo al pueblo para alcanzar
la convivencia pacífica y el desarrollo humano sostenible, como manda Dios.
El pastor Milton Mejía concluye con que esas
predicaciones de Cristo hoy pueden significar que si queremos acabar con la
injusta dominación y por la experiencia que estamos viviendo toca crear otra
lógica de vivir las relaciones de poder, para que sea el pueblo quien mande y
quien haga las transformaciones de fondo que se necesitan”.
Escuchar la canción “Jesús es Verbo, no sustantivo”: https://n9.cl/bygii






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