domingo, 31 de agosto de 2025

Jesús, previo a su magnicidio

Jesús, previo a su magnicidio

EL PODER OBEDENCIAL EN LA ÚLTIMA CENA

Encima de la tumba del rey David, Jesús dijo a sus discípulos: “El más importante de ustedes debe ser como el menos trascendente de todos, y el jefe de todos debe servir a los demás”. En la realidad trinitaria, desde lo laico, la voz del pueblo, es la voz de Dios, cuando invoca la norma superior, el mandato divino.

Imagen de “La Última Cena”, fresco renacentista de Leonardo Da Vinci en un muro del refectorio del monasterio de la iglesia de Santa María delle Grazie en Milán (Italia).

Por Carlos Ramos Maldonado

Según los Evangelios Canónicos, el día anterior del viernes 3 de abril del año 33 d.C., Jesús, estando con sus discípulos en un refugio llamado Betfajé, en el monte de Los Olivos, cerca de Betania, dijo a Pedro y a Juan que para celebrar la cena de las Fiestas de Pascuas en la noche de luna llena (“El primer día de los ázimos, cuando culminaba la cuaresma y se sacrificaba el cordero pascual”, según la tradición hebrea) fueran a la Ciudad y al paso encontrarían un hombre que llevaba un cántaro de agua.

- Síganlo hasta la casa en que entre y díganle al dueño de la casa: “El Maestro pregunta: ¿dónde está la sala en la que voy a comer la Pascua con mis discípulos?”. Él les mostrará en la planta alta una sala amplia y amueblada. Preparen allí la cena (Lucas 22:10-12).

La edificación urbana quedaba en el Monte Sión, dentro de Jerusalén, y se dice, por excavaciones arqueológicas, que en la planta baja, precisamente, se encuentra la tumba del rey David, ascendiente de Jesús, y arriba, el cenáculo.

Lavatorio de los pies, símbolo de servicio, humildad e igualdad

Pordebajear el poder es hacerlo sublime, en este caso: los de abajo atendidos por los que casualmente están encima, una enseñanza nada común para apuntar a la redistribución equitativa del bienestar general de la población. El poder en igualdad de condiciones, sin privilegios y al servicio de todos.

"...Yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros" (Juan 13:14).

De acuerdo al concepto del profesor Antonio Donado, docente investigador universitario, PhD en Filosofía “El lavatorio de los pies se da en un contexto de privacidad y creo que Jesús tiene en mente es la unidad de los apóstoles para cumplir la misión que les encomienda: Id por el mundo y llevad la buena nueva (el Evangelio), y por encima del poder debe colocarse la fraternidad, que se yergue sobre la bondad y la lealtad”.

El que manda debe hacerse como el que sirve

Este engorroso asunto común en la vida política también se vivió en la Última Cena, pues, por costumbre entre los hebreos, el que se sentaba al lado derecho del anfitrión era el mayor o el de la precedencia individual, y el último era el menor, o el de pocas posibilidades de sucesión.

Este hecho es replicado en muchos Consejos de Ministros en varios Estados del mundo, ahora más, cuando la tecnología audiovisual muestra las competencias por los acercamientos al poder de quienes están afanados y alrededor de él.

Jesús, en su inspiración divina, se pronunció al respecto: “Los reyes de las naciones oprimen a sus súbditos y los que ejercen autoridad ante ellos se llaman a sí mismos benefactores. No sea así entre ustedes: al contrario, el mayor debe comportarse como el menor y el que manda como el que sirve… El más importante de ustedes debe ser como el menos importante de todos; y el jefe de todos debe servir a los demás” (Lucas 22:25-28).

De acuerdo con el pastor presbiteriano, Milton Mejía, vicerrector de la Universidad Reformada, “Jesús, en la Santa Cena, vivió ese encuentro de Él con sus seguidores para construir no un poder de trato mandatario y obedientes, sino para construir relaciones igualitarias, lo que se interpreta como el Cristo haciendo parte de la comunidad desde otra lógica con el fin de liberarse de las costumbres desiguales del pasado”.

El poder entregado en favor del pueblo

Una de las frases que inmortalizó Jesús en la ceremonia Pascual se ha convertido en un legado cristiano (del hijo de Dios hecho hombre) para entender el sacrificio en la lucha por la reivindicación social y el despojo voluntario del poder para democratizar las oportunidades entre todos.

“Tomen esto y compártanlo entre todos: …Esto es mi cuerpo que ahora será entregado en favor de ustedes” (Lucas 22:19).

Para el psicólogo Javier Mendoza De la Rosa, doctor en Ciencias Políticas y exseminarista salesiano “La episteme del concepto de poder y la democratización del mismo, dignifica el concepto. Mostrando que quien tiene el poder no es quien lo ostenta, sino aquel que se emancipa en la búsqueda del bienestar social creando oportunidades y bienestar a todos. De ahí aquel principio jurídico de buena fe y la primacía de lo general sobre el particular. En consecuencia, la epistemología del poder soberano comienza en la democratización y participación del pueblo y su estado axiológico”.

El vino para recuperar memoria histórica

“Beban todos ustedes de este vino. Esto es mi sangre, y con ella Dios hace un trato con todos ustedes” (Mateo 26:26-28).

 

El fruto de la vid, cuya sustancia se usa para brindar y celebrar la abundancia de la naturaleza, también se toma como símbolo de sacrificio, como el de los hebreos en el antiguo Egipto, azotados por la esclavitud y las plagas, y, en el caso posterior, Cristo es el “cordero de Dios”, cuya inmolación libera a los hombres. Significa, entonces, la lucha social, la resistencia ante la opresión, el saqueo y el abandono, los héroes que no debemos olvidar, comenzando por el mismo Jesús de Nazaret (cuyo sufrimiento en la cruz es un sacrificio de amor, redención y salvación), y de ahí, tantos otros a quienes debemos las reivindicaciones sociales, forzando los acuerdos políticos.

Sobre el caso, el mismo pastor Milton Mejía añade que “En los Evangelios hay muchas historias de aquellos tiempos que guardan memorias de resistencia y de liberación, anteriormente sobre el imperio egipcio, pero que en los tiempos de Jesús se manifestaban contra el imperio Romano, construyendo un movimiento social alternativo ante Roma”.

El nuevo mandamiento: “Amaos los unos a los otros”

Jesús, en la Última Cena, instituyó un nuevo mandamiento, que, se podría decir, es base fundamental del cristianismo y encamina su corriente religiosa hacia el perdón, la reconciliación y la convivencia pacífica: “La paz es el camino: paz y bien”. Esto contradice otras corrientes religiosas monoteístas, incluidos algunos contenidos del Antiguo Testamento con “el ojo por ojo y diente por diente” o “con la vara que mides…”, y orienta el comportamiento social hacia el entendimiento, el diálogo social, la vida digna y el desarrollo progresista.

Un mesías revolucionario para el poder popular

Con todo lo pregonado por Jesús en sus predicaciones, quedamos frente a una figura humana excepcional, divina en lo excelso de su ser, concentrado ese poder de su pensamiento revolucionario no solo en el escenario de la celebración anticipada de la Pascua en el dintorno de Jerusalén, sino en su transitar por toda la región de Palestina que lo vio nacer. Un ejemplo claro fue durante el Sermón de la Montaña (Mateo 5:1; 7:28), cerca del Mar de Galilea, cuando proclama las Bienaventuranzas a las personas que tienen una conducta social grata, centrada en el amor al prójimo, por ejemplo: “Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios” o “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”.

Y así Jesús, o Cristo, predicó la bondad humana, la necesidad de justicia social, la igualdad de trato y oportunidades para todos sin distingo alguno; es decir, un pensamiento progresista para su tiempo, que solo veinte siglos después vino a reflejarse en la conciencia de los habitantes de los territorios marginados por los poderes hegemónicos, como en América Latina, cuando los pueblos comenzaron a despertar, especialmente bajo las influencias del mismo Concilio Vaticano II, la Teología de la Liberación y las pedagogías y comunicaciones alternativas y populares, anhelando un mundo mejor, donde la democracia y la participación ciudadana constituyan el eje principal del poder obedencial, o sea, el gobernante obedeciendo al pueblo para alcanzar la convivencia pacífica y el desarrollo humano sostenible, como manda Dios.

El pastor Milton Mejía concluye con que esas predicaciones de Cristo hoy pueden significar que si queremos acabar con la injusta dominación y por la experiencia que estamos viviendo toca crear otra lógica de vivir las relaciones de poder, para que sea el pueblo quien mande y quien haga las transformaciones de fondo que se necesitan”.

Escuchar la canción “Jesús es Verbo, no sustantivo”: https://n9.cl/bygii

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