sábado, 13 de septiembre de 2025

Hoy, 56 años del primer Festival de Orquesta:

QUÉ TIEMPOS AQUÉLLOS

Cuando los artistas internacionales se peleaban para participar en el magno evento. Sintramucol, viva, pero enferma.

Por Carlos Ramos Maldonado

En medio de música tropical colombiana, venezolana y antillana, más coplas españolas, quedó ambientado el Primer Festival de Orquestas el tercer día del carnaval (17 de febrero de 1969) de la soberana Luz Elena Restrepo del que disfrutaron los cuatro mil espectadores que se apretujaron en el Coliseo Cubierto Humberto Perea de Barranquilla, escenario inaugurado apenas ocho años antes para albergar parte de los IV Juegos Bolivarianos.

En esta oportunidad inaugural, como para envidiar hoy día, se presentó una pléyade de agrupaciones musicales de los más selecto en el panorama nacional e internacional, con el profesionalismo que el tiempo jamás diluiría: de Venezuela, Billo`s Caracas Boys, Los Melódicos, Los Blanco y Orquesta La Playa; de Colombia, José Ramón Herrera, Pello Torres, Los Corraleros de Majagual, Alfredo Gutiérrez, Michi Sarmiento, la Sonora Sensación y la Sonora del Caribe, más la queridísima Orquesta de Pacho Galán acompañando a la reina rumba Celia Cruz, para cerrar con Los Chavales de España, que dominaba el estrellato musical de Iberoamérica.

Para que este espectáculo sucediera, aún vigente (aunque con muchas críticas actuales) tuvieron que alinearse varios mundos:

1.      El dictador Gustavo Rojas Pinilla había promulgado una Ley que obligaba a todo artista o agrupación musical extrajera a realizar una presentación gratuita al aire libre o en una actividad de recaudo con fines sociales, además de contratar músicos colombianos e interpretar, por lo menos, una canción nacional.

2.      La existencia del Sindicato de Trabajadores de la Música de Colombia (Sintramucol), creada en principio como Unión Musical de Barranquilla mediante Resolución Ejecutiva presidencial de septiembre 27/1937 con las firmas de Alfonso López Pumarejo y Alberto Lleras Camargo, posteriormente convertida en el gremio nacional de artistas de la música que se reconoce hoy.

En 1968 su presidente era Dagoberto Almanza, pianista de la Orquesta de Pacho Galán.

3.      Al arquitecto e ingeniero y músico magangueleño Arturo López Viña, el alcalde de Barranquilla, Luis Eduardo Consuegra, lo nombró coordinador y director del Comité de Cultura de la Ciudad, mediante Decreto No. 077 de enero 26/1968.

4.      El presidente del Club de Leones Monarca, Rubén Navarro Serge, el músico Alberto Carbonell y el presidente de la Junta de Carnaval, Gabriel Martínez Aparicio, se idearon realizar el primer evento musical para lograr fondos a favor de un albergue infantil que regentaba la industria Café Almendra Tropical, por una vez (ya que antes se había realizado un evento musical para tal fin en el estadio Tomás Suri Salcedo, con la presentación Lito Barrientos y Alfredo Mojica, ambas orquestas de El Salvador; Armando Bossa, de Panamá, más Pacho Galán y Pete Vicentini), pero que en las siguientes se le aportara un porcentaje de taquilla a los músicos afiliados a Sintramucol para prestaciones sociales.

Todos de acuerdo, instaurándose el premio Congo de Oro para los ganadores en las diferentes modalidades: Orquestas, conjuntos, combos, folclóricos y revelación, incluidos los de acordeón, con las siguientes condiciones: a) interpretación musical nacional propia de las festividades; b) orquestaciones musicalmente interpretadas de acuerdo a nuestros ritmos o asimilándolos; c) originalidad, presentación y alegría en la ejecución; vocalización de solista o grupo de cantantes; d) armonización, originalidad de arreglo y melodía; e) balances armónicos y modulación de sonidos, y f) equipo electrónico utilizado para la ejecución.

Desde el 2018 los parámetros de evaluación son los siguientes​:

·         Afinación y acoplamiento musical (10%)

·         Orquestación y creatividad (20%)

·         Originalidad (10%)

·         Técnica y ejecución instrumental (10%)

·         Actuación e interpretación vocal (20%)

·         Puesta en escena y manejo del escenario (10%)

·         Aceptación del público (20%)

 

Fue tanto el prestigio del Festival de Orquesta del carnaval de Barranquilla, que, en un tiempo, se constituyó en el evento musical más apetecido por orquestas y artistas nacionales e internacionales, mostrando con orgullo el Congo de Oro obtenido.

Después, vinieron cambios de escenarios, horarios y modalidades hasta llegar al evento abierto del Par de la Carrera 50, donde, precisamente, el año anterior, se le rindió tributo al sonero boricua Tito Nieves, por su medio siglo de trayectoria musical.

La rumba se acabó

Pero hay críticas, que no se pueden ocultar, sobre hechos certeros que ponen en desventaja el trabajo de los músicos y cantantes locales durante la temporada de carnaval:

1.      La Constitución de 1991 dejó sin piso la orden presidencial del General Rojas Pinilla, lo que, de paso, quitó legalidad a los acuerdos y decretos municipales que le daban validez a los privilegios laborales de los músicos locales, a la obligación de interpretar canciones nacionales y presentarse, por lo menos una vez, gratuitamente en escenarios públicos o por obras benéficas sociales a las agrupaciones internacionales.

2.      El desconocimiento gradual por parte de las autoridades del Carnaval, públicas y privadas, de reconocer los incentivos porcentuales iniciales a Sintramucol, que comenzaron por un 25% de las utilidades totales de taquilla a nada, hoy día, además de no mantener un miembro del sindicato en la Junta Directiva de la Empresa administradora y comercializadora de los eventos, como reza en el Acuerdo No. 016/1973.

3.      Incluso, el desconocimiento del Decreto No. 008/2017 que compromete a la empresa de carnaval a contratar músicos locales para sus eventos públicos.

Aunque todo este proceso ha llevado al Sindicato a una crisis existencial, física y moral, a pesar de tener hoy más de medio millar de afiliados, y de hacer un esfuerzo organizacional, de trabajo social con los familiares de los asociados, de gestión pública casi siempre marginada, de reparación locativa, después de haber recuperado la sede del barrio Chiquinquirá, que lo ha puesto casi en cuidados intensivos; pero, como dice nuestro nobel Gabo, “ante la adversidad… y el abandono, nuestra respuesta es…” la música, y, si se va la luz, seguimos con papayera.

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