sábado, 30 de agosto de 2025

Bernardo Hoyos, 40 años en Barranquilla:

CURA REVOLUCIONARIO, POLÍTICO POLÉMICO Y, COMO DON BOSCO, SIEMPRE ENTRE LOS POBRES

Llegó en 1984 a Barranquilla para dirigir la universidad pública UNISUR (hoy, UNAD) en el Centro Social Don Bosco de Rebolo y nunca ha salido del barrio. Dos veces alcalde de la Ciudad, cuando transformó el inmenso Sur con servicios públicos domiciliarios para todos. Por política, sempiterno perseguido judicialmente. La cosmogénesis, su ideario de vida.

Por Carlos Ramos Maldonado

El sacerdote salesiano Bernardo Hoyos Montoya llegó en marzo de hace 40 años a cumplir una misión académica pública, aunque, por su tesón y espíritu revolucionario entre los pobres, terminó cambiando la Ciudad en una agenda política que no estaba en sus planes, ni idea, pero que sirvió para llevarle agua potable, alcantarillado, aseo y energía a más de un millón de habitantes de los barrios del Sur, además de resolver problemas sanitarios de los mercados públicos, hoy otra vez abandonados, e implementar la educación popular con políticas oficiales.

En esos primeros tiempos, en plena mitad de su edad actual, el Ministerio de Educación le había encomendado la tarea de dirigir la sede local de la Universidad del Sur –UNISUR- que en Barranquilla funcionaría en el Centro Social Don Bosco, el primer megacolegio de Barranquilla, perteneciente a la comunidad Salesiana, cuyo rector era el muy bien recordado y querido padre Stanley María Matutis. El cura Hoyos, natural de Belén de Umbría (Departamento de Caldas), ya había hecho un recorrido pastoral recargado de teología de la liberación por Brasil y sectores marginales de Bogotá, y pregonaba el cumplimiento del Concilio Vaticano Segundo y los preceptos del grupo Golconda, además de advertir los riesgos para Latinoamérica de los documentos de Santa Fe (de la CIA, Estados Unidos).

De los videoforos en Unisur al grupo Don Bosco

El Centro Regional de Unisur en Barranquilla comenzó con más de mil estudiantes en dos programas académicos, Administración de Empresa e Ingeniería de Alimentos, verdadero récord para una institución de educación superior inaugural, más un grupo de profesores capacitados en educación a distancia, nuevas tecnologías y docencia disciplinar, pero, ante todo, con vocación de servicio social para transformar las realidades de los entornos académicos y comunitarios desde la responsabilidad profesional.

Así que, además de las misiones sustantivas de academia e investigación, se fortaleció la extensión universitaria, de tal manera que Unisur, siguiendo su espíritu fundacional, se extendió mediante organizaciones sociales en todo el sur de la Ciudad, a donde el cura Hoyos y sus discípulos docentes y líderes comunitarios hacían presencia para promover la Universidad, construir tejido social y generar autogestión para el desarrollo cultural sostenible.

Entonces, los viernes, después de las tutorías presenciales, se organizaban encuentros de docentes, estudiantes y líderes para realizar tertulias y videoforos sobre realidades actuales geopolíticas, luchas sociales y conciencia ciudadana, además de revisar y disfrutar el portafolio del movimiento musical latinoamericano. De ahí surgió el denominado Grupo Don Bosco y posteriormente la Asociación de Educadores Populares “Don Bosco Hoy”, inspirada en la pedagogía del oprimido, el pensamiento crítico y la organización y gestión comunitaria para la transformación y el cambio en procura de la vida digna, que, con el padre Bernardo a la cabeza, trabajó con sus propias manos por la erradicación de las alcantarillas abiertas que le daban el nombre a la Zona Negra y la extensión de soluciones parciales de energía por la franja oriental de los barrios Barlovento, Villanueva, Rebolo, la Luz, la Chinita y el Ferry, más los rellenos de los pantanos de basura donde se construyeron la Urbanización Don Bosco y el Rincón Latino.

Constituyente del 91, la AD-M19 y el Movimiento Ciudadano

Como pedagogía política popular, el cura Hoyos motivó a la comunidad a participar en el proceso democrático que definía la Asamblea Nacional Constituyente que a la postre estableció el Estado Social de Derecho, un triunfo del progresismo nacional que se movió entre el centro liberal y la izquierda conformada por la naciente Alianza Democrática M19 (AD-M19), movimiento político al que se adhirió el Grupo Don Bosco proponiendo una consulta abierta para escoger candidato popular a la alcaldía de Barranquilla en 1992, considerando los nombre del padre Bernardo Hoyos, por la línea Don Bosco, y de la abogada Janeth Suárez, por la línea M19.

Ahí comenzó la historia ya reconocida en la Ciudad. El cura Hoyos solicitó licencia A Divinis a la comunidad salesiana y renunció a Unisur para enfrentar una campaña nada fácil que lo condujo por primera vez en la historia de Barranquilla a una alcaldía dirigida verdaderamente por el pueblo: “Secretarios gamines”, calificaban los viudos del poder que perdían los privilegios fraguados desde sus clubes sociales. Y, ante la disolución nacional de la AD-M19, en Barranquilla y el Atlántico el padre Hoyos montó el Movimiento Ciudadano, conformando una nueva generación de dirigentes que logró tres alcaldías más, además, curules en el concejo, la asamblea, la Cámara de Representantes y el Senado.

Despliegue de servicios públicos por toda la Ciudad

Antes de esta bitácora de transformaciones políticas, Barranquilla se sumía en una crisis social inhumana, pues los casi cien barrios de la periferia marginal estaban naufragados en la miseria por falta de agua potable, alcantarillado, aseo público, energía eléctrica, salud, educación y vías transitables.

Y comenzó la revolución urbana: se amplió el acueducto y se extendieron las conexiones de tuberías para agua y alcantarillado, desarmando el negocio de los empresarios desalmados, varios de ellos concejales de la Ciudad, que vendían especulando el líquido precioso en carrotanques y eran socios del sistema informal de carro´e mulas que recogían la basura y la echaban a los arroyos, los cuales todos fueron limpiados por la nueva alcaldía, igual que fue canalizado por primera vez en la historia el sistema de caños de la Ciudad y reconstruida y saneada la red de mercados públicos del Centro, comenzando por el Boliche, que era un antro. Y se rehízo la malla vial del Sur, antes inservible.

Con la Electrificadora del Atlántico se construyeron las soluciones parciales de energía para el cinturón de tugurios que bordeaba el Sur de Barranquilla, y se le regresó vigor a los puestos de salud que habían perdido su oficio, además de arreglar el Hospital de Barranquilla, el Nazaret, el Hospitalito Infantil y la Gota de Leche, así como se desplegó el sistema de educación popular con reconstrucción de colegios, oficialización de los comunitarios, creación de nuevos y extensión a la formación nocturna en casi todos los del Sur, vinculando en estos procesos a más de 500 maestros y enseñando en promedio a 15 mil nuevos niños, jóvenes y adultos que no tenían acceso a la educación.

Mejor dicho, se despertó un gigante de personas antes adormecidas por falta de atención pública y sin voz colectiva que, con el aval de esa administración de cambio, activó los mecanismos de gobernanza y participó activamente en la gestión pública. Y la espuma del MC se elevó en el escenario nacional, incluso, llegó a proponerse al padre Bernardo como precandidato nacional o  fórmula vicepresidencial de Horacio Serpa, terminando en el Senado de la República en oposición a Álvaro Uribe; pero los contradictores políticos no se quedaron quietos, logrando, por un lado, cooptar dirigentes arribistas que se acomodaron en la burocracia contraria, y, por el otro, perseguir judicial y mediáticamente al líder natural en un inacabable proceso que lo tiene casi confinado a voluntad propia en el Rincón Latino, ese extenso recinto ecológico y cultural donde merodea mucha gente que lo estima, no lo deja solo, y donde comparte oficios religiosos y asambleas populares fines de semana que se transmiten por su canal Youtube, Rincón Latino comunica, con gran audiencia.


Así que allí permanece, en ese vaivén de caprichos judiciales que extrañamente se activa cada vez que se acercan unas elecciones, pero él siempre atendiendo a la gente, como Don Bosco, el santo italiano fundador de la Comunidad Salesiana, descubriendo y motivando entre los pobres la riqueza y fortaleza de los corazones tantas veces saturados, pero con almas de libertad. Y es precisamente ese su estilo de supervivencia el que lo ha involucrado siempre en la cosmogénesis, el ideario dialéctico de la existencia universal que constituye un permanente ajuste natural, a veces simbólico e incomprensible, que se reduce al compromiso humano de respetar y hacer valer el ecosistema y el principio de otredad, las verdaderas potencias de la vida.

A sus 83 años, tiene actitud de joven luchador, dispuesto a cambiar el mundo en procura de justicia social, como pensaban sus guías espirituales, Camilo Torres y Óscar Arnulfo Romero.

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